Una vez que hemos adquirido la madera para leña, nuestro personal se encargará de asesorarte si tienes dudas acerca de dónde colocarla o cómo conservarla en las mejores condiciones para su uso. Pero si quieres tener unas pautas previas a continuación te explicaremos una serie de consejos para la conservación de la leña.
Para poder utilizar la leña siempre que quieras debe de estar bien conservada y almacenada para que no pierda ninguna de sus propiedades, ya que una de las ventajas que tiene la misma es que si la conservas correctamente puede durar hasta 5 años.
El primero de los consejos es que la leña debe permanecer seca para que no pierda propiedades caloríficas. Una vez que la recibimos en estas condiciones debemos mantenerla así. Por ello, lo recomendable es buscar un lugar de almacenamiento donde no haya humedad y que tenga una buena ventilación. Si este lugar tiene que ser en el exterior puedes taparla con una lona y dejar los laterales para esta ventilación, pero lo más importante es que nunca toque el suelo. Otro error común podría ser pegar la leña a muchas paredes que no favorezcan la correcta ventilación.
En según lugar a la hora del almacenaje cuando la apiles, intenta dejar unos centímetros de espacio (si fuera posible) entre cada tronco para favorecer la ventilación y corriente del aire que comentamos previamente, esto se hace para evitar la posible aparición de moho.
Si quieres ir un paso más allá existen unos palés diseñados para almacenar leña donde organizarla por tipo y tamaño.
Por último, el lugar donde se almacene la leña tiene que ser una superficie plana para evitar accidente y desprendimiento de los troncos.
¡Con estos sencillos consejos generales podrás mantener tu leña de forma adecuada para conseguir un mayor beneficio calorífico y no perder sus propiedades!